30 días en Saltillo; ciclovías y basura

Artículo Mass Información, 19 de julio de 2023

LOCALEANDO - Jaime Villasana Dávila

 

Cada verano de los últimos cinco años trato de venir a Saltillo y pasar una buena cantidad de días por varias razones, familiares principalmente. En esta ocasión fueron 30 días. Imposible vivirlo y experimentarlo todo de una ciudad en tan corto periodo de tiempo, pero algo y es algo.

El caso es que Saltillo parece un niño en etapa de pre adolescencia y adolescencia; cada año que lo visito se nota muchísimo su crecimiento, el cual en realidad comenzó luego del Tratado de Libre Comercio (TLC) en 1994, pero se aceleró en los últimos 10 años por múltiples factores, siendo dos de ellos la seguridad y la disponibilidad de agua.

No es tan difícil instalar señalética ciclista en pavimento. Además es barato.

Sobre el primer factor es muy notable su sentir. Muy lejos quedaron atrás los años 2009-2013 cuando la inseguridad era muy perceptible hasta para los oriundos que lo visitábamos ocasionalmente. Por las noches se salía con miedo. En los restaurantes y bares andabas con cuidado. Hoy en día no es así. Se parece en algo a los viejos tiempos de los 80s, 90s e inicios de siglo, pero con mayor variedad de entrenamiento naturalmente. Lo anterior es un logro que debe reconocérsele al ex gobernador y al actual, junto con los alcaldes respectivos.

Sobre el agua la buena noticia es hoy en día ya no es tema, como sí lo es en Monterrey y su zona metropolitana. Los vecinos y sus gobiernos hicieron pedazos a Agua y Drenaje de Monterrey (AyDM) desde el gobierno de Rodrigo Medina (2009-2015). De ser un organismo modelo a nivel nacional, hoy es el hazme reír entre sus pares, aunque entiendo que el actual gobernador quiere poner algo de orden.

Pero regresando a Saltillo, el municipio es muy afortunado de tener una empresa público - privada (Aguas de Saltillo) para el uso y aprovechamiento del agua. El desabasto por días prácticamente no existe como décadas atrás y ello atrae inversión. Aun así, no debemos cantar victoria. Estamos en una zona de alta sequía y confiarse puede ser catastrófico. Además, siempre estará la tentación de tratar de hacer politiquería con ella.

A pesar de lo antes citado, Saltillo tiene varios retos de gran calado. Me enfocaré en dos. El primero es la movilidad, en el cual un componente es el transporte público. Sobre este ya escribí hace un par de semanas y no repetiré lo ahí señalado salvo insistir en que mejorarlo requiere como ingrediente principal voluntad política.

Me enfoco entonces en otro componente de la movilidad y es la alternativa, específicamente la bicicleta. Al respecto no soy ingenuo para imaginar a Saltillo con decenas y decenas de ciclistas trasladándose por ciclovías o ciertas vialidades en las horas pico para ir al trabajo, tal como sucede en Viena, Austria, ciudad donde ahora vivo con mi familia. Al menos no para los próximos tres o cinco años. Una transformación así requiere más tiempo.        

Ahora bien, ciertamente ello pudiera ser viable pero hay carencia de voluntad en dos actores clave: el gobierno municipal y los saltillenses, pero estos últimos pudieran ir cambiando si el primero hace lo que debe hacer o, dicho de otra manera, hace más de lo que actualmente hace en esta materia.

Según una nota informativa del portal web ruedasrebeldes.com el gobierno municipal le señaló que “La Dirección de Infraestructura y Obra Pública del Municipio de Saltillo no cuenta con proyectos de edificación y/o creación de ciclovías para el presente ejercicio fiscal 2023”.    

La misma nota dice que el IMPLAN-Saltillo “está trabajando en el desarrollo de dos proyectos para este año: diagnóstico del estado actual de las ciclovías existentes y la elaboración de la Guía de Infraestructura Ciclista para la Ciudad de Saltillo”, lo cual es una buena noticia desde la perspectiva de la planeación.

Según cifras oficiales, Saltillo cuenta con 62.79km de ciclovías y de esas 26km corresponde al circuito de los bulevares Musa, Villalobos, Los Pastores y Los Valdés, misma que ruedo con frecuencia durante mi estancia en Saltillo y al que por cierto le falta señalética de piso y que es la más económica y rápida de instalar. Realmente no entiendo que esperan para hacerlo.

Una buena parte de los 37km se encuentran en estado lamentable, principalmente la que va del Centro de Gobierno a Rectoría de la UAdeC y la que transita por el periférico LEA de los Fundadores y hasta la Vicente Guerrero (sur).

Tengo la impresión de que las autoridades municipales (y también de otros municipios) están esperando tener presupuesto para hacer mega ciclovías costosas cuando ello no es tan necesario. Insisto en la señalética de piso en calles y avenidas como una alternativa económica porque la he visto y transité en Tokio por casi cinco años. Ojalá que cuando el IMPLAN-Saltillo publique los dos documentos antes citados, el gobierno municipal les haga caso y ponga manos a la obra.

En Saltillo hay múltiples grupos y comunidades ciclistas. Tanto ellos como el resto de los ciclistas potenciales que todos llevamos dentro merecen más. La movilidad en la ciudad ganará en el mediano y largo plazo, pero el trabajo debe iniciarse hoy.

Cambiando de tema y para no extenderme abordo de manera rápida el otro reto que visualizo; la generación de basura. Actualmente el relleno sanitario de Saltillo recibe diariamente 700 toneladas de basura y cada 5-7 años dicha instalación debe ampliarse. Actualmente está en construcción la fosa 7, la cual tendrá una vida útil de seis años. No hay relleno sanitario que aguante un ciclo de vida así. Todos son finitos y tarde o temprano el actual relleno no dará para más.

Dado este escenario varias acciones deben ejecutarse y una es reciclar. Esta actividad está muy controlada por pepenadores y otros grupos afines en casi todas las ciudades y Saltillo no es la excepción. Si la autoridad busca implementar un programa de reciclaje, estos grupos rápidamente “brincan” y arman buena bronca. Siendo así, para destrabar e implementar una iniciativa de reciclaje hay que incluirlos guste o no.

El reto está en tener la voluntad y constancia para diseñar y ejecutar un programa de reciclaje (y de ciclovías), pues no dan muchos votos en el corto plazo.

Saltillo pudiera comenzar una prueba piloto en este tema en ciertas colonias cuyos habitantes tengan los recursos para aportar lo que les corresponde además de ganas; botes de basura para separar residuos. El gobierno pone los camiones y las pláticas a los vecinos para sensibilizar. Los grupos de interés del reciclaje deberán también sumarse aportando recursos, adicional a la voluntad. Incluso, en una de esas, alguna empresa de reciclaje local dice algo como “yo pongo todo, nomás denme concesión de cierto sector para garantizar que sea redituable”, pues nada es gratis en esta vida.

Se trata, insisto, de arrancar una prueba piloto bajo condiciones controladas donde todos pongan pero también todos ganen, principalmente la ciudad. Hay maneras y formas, así como casos de referencia en otras ciudades para aprender de quienes nos llevan la delantera en este tema.     

Concluyo diciendo que en los últimos 25 años casi todos los gobiernos municipales han dejado como herencia de la buena de esos programas, instituciones y servicios que duran por muchos años. No me refiero a las grandes obras. Esas cualquiera las hace. Me refiero a los intangibles, aquello que cambia cultura, actitudes y/o sientan las bases para consolidar la institucionalidad en el gobierno.

Como ejemplo están la municipalización de SIMAS, la creación de Agsal, la creación del IMPLAN-Saltillo, el arranque de las ciclovías, entre otros.

La pregunta es ¿qué herencia de la buena quiere dejar el actual gobierno municipal? ¿consolidación de ciclovías y/o reciclaje de basura?  

www.localeando.com  Twitter: @jvillasanad 

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