El pacto fiscal alienta el regionalismo en México

 

Artículo Más Información, 20 de noviembre de 2023

LOCALEANDO - Jaime Villasana Dávila

De manera lenta pero segura el regionalismo en México continúa afianzándose y el futuro no pinta para que sea diferente. Muchos son los factores para ello. El pacto fiscal actual es uno de ellos. Pero iniciemos por el principio.

Al término de la guerra de independencia los estados no pudieron ponerse de acuerdo sobre la primera Constitución para el país recién independizado y entró en escena Agustín de Iturbide, convirtiéndose en emperador. Naturalmente el perfil del nuevo gobierno era centralista, como suele suceder con reinos o imperios.

 

A la izquierda los estados con sobrevivencia financiera. A la derecha los que no. Imagen tomada de la muy recomendable conferencia "El rediseño del capitalismo; el importante rol del federalismo" por Fausto Hernández Trillo. Disponible en el canal de YouTube de El Colegio Mexiquense. 

Esto no gustó a los estados y ante la amenaza de separarse del país, que todavía no era país sino un deseo, los líderes políticos estatales de la época se pusieron de acuerdo y finalmente lograron aprobar la Constitución de 1824. En ella se definió a México como una República federal con estados libres y soberanos. En ese mismo año se elige al primer presidente (Guadalupe Victoria).

Durante todo el siglo XIX el país luchó por sobrevivir y a duras penas pudo mantenerse unido. Vino el porfiriato y la mano dura de su líder, más su habilidad política para distribuir el poder entre los gobernadores, parecía apuntalar al país como nación. Más o menos lo logró.  

El régimen priísta también supo mantener unido a los estados con acuerdos políticos y añadió un componente extra; el afianzamiento del nacionalismo mexicano. La educación, la cultura, la economía y la política incluían en su discurso y expresiones el sentimiento y orgullo por ser de México. El gobierno federal priísta quería afianzar de una vez por todas la identidad mexicana.

Y lo logró casi de manera exitosa, aunque la crisis económica de 1996 nos recordó que ello no debía darse por sentado. Las expresiones regionalistas surgieron en el norte, principalmente en Nuevo León entre sus líderes políticos y empresariales. El presidente Zedillo federalizó educación y salud. Gobierno federal necesitaba descargar sus responsabilidades para maniobrar mejor. Algo similar hizo el presidente Miguel de la Madrid en 1983 con la reforma municipal para enfrentar la crisis de 1982.   

En todo este tiempo había un tema que seguía estando en manos de los estados y del gobierno federal; el sistema tributario, es decir, el cobro de impuestos. Desde 1824 cada estado tenía su menú de impuestos y tasas y la federación también. Era algo complejo, pero los estados eran financieramente hablando semi autónomos o más autónomos que ahora.   

No fue sino hasta 1980 cuando las entidades federativas firmaron con la Federación un Pacto Fiscal cuyo sustento es la Ley de Coordinación Fiscal. Se iniciaba así el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal (SNCF). En suma; el gobierno federal cobraría los impuestos más importantes (como ISR e IVA) y los repartía entre estados, municipios y federación.

Esa distribución de ingresos es, en términos generales 80% federación, 16% estados y 4% municipios. El centralismo ahora se había implementado también en el cobro de impuestos, el último reducto. El federalismo quedaba principalmente en el papel.

Mientras el PRI duró en el poder y fue el partido dominante no hubo problemas o reclamos, sin embargo a partir del 2000, con la caída del presidencialismo, los estados comenzaron a alzar más la voz en el tema de los dineros y otros también. Los estados que ponían más a la bolsa federal querían más, con justa razón. Quienes ponían menos (los más pobres) igual.     

En un estudio sobre los ingresos y egresos fiscales a 2018 de los estados del país, el doctor Fausto Hernández Trillo describe puntualmente el nivel de sobrevivencia financiera per cápita de cada estado. En otras palabras; cuanto le sobra a cada estado por habitante luego de procesar ingresos menos gasto. Los resultados son que Campeche tiene una sobrevivencia financiera por habitante de 81 mil pesos, debiéndose a los ingresos petroleros. Si este estado fuese un país, sería como Qatar.

Luego le sigue CDMX con 14 mil (los grandes corporativos le ayudan), Nuevo León con 8 mil, Coahuila con 4 mil y cierro con Quintana Roo, Tamaulipas, Tabasco, y Veracruz con 2 mil. Estos dos últimos debido a sus ingresos petroleros. En suma; 14 entidades tienen sobrevivencia financiera y el resto son inviables, siendo los peores Chiapas, Nayarit y Oaxaca.

El resultado es que en el papel y a 2018 parece ser que quienes más aportan al pacto fiscal más sobrevivencia financiera tienen (¡para que moverle!), no obstante la realidad actual muestra escenarios distintos.   

Pasando al presente 2023 tenemos que la centralización de recursos ahora es peor con AMLO al ser un neocentralista empedernido. Ha recentralizado los temas de salud y la educación en los estados que se han dejado (todos los de MORENA). Además ha eliminado fideicomisos y fondos para los estados.  

Además de lo anterior, debe añadirse el tema de la masiva inmigración foránea a México, poniendo tremenda presión en los estados de la frontera sur y norte de México. Sus albergues están colapsados y sus habitantes comienzan a expresar signos de hartazgo por este fenómeno.

En el norte la migración del sur del país es notable para emplearse en las manufactureras y campos agrícolas. Se les dice a todos ellos “chiriwillos”. En ciertas ciudades hay colonias enteras conformadas por oaxaqueños, chiapanecos y veracruzanos. Atender todo ello requiere inmensos recursos.

La clase política norteña y sus habitantes originarios comienzan a repelar en ciertos círculos. En las redes sociales estas expresiones son más notables. Lo único que detiene su crecimiento y expansión del mundo virtual al real es la falta de un líder que aglutine todo este sentimiento ya sea moderado o radical, tipo Milei o Trump o un Vidaurri, si acudimos al siglo XIX. La historia dice que tarde o temprano surgirá uno si el actual escenario no se modifica, es decir, si las diferencias regionales en desarrollo económico no se achican.

Para que esto suceda el Pacto Fiscal debe cambiarse a la brevedad. Es un pacto viejo que ya no da para más; los que más ponen se sienten afectados y los que más se benefician menos esfuerzo realizan para mejorar. El desarrollo regional se hace más disparejo, no al revés. Cientos de miles de millones de pesos invertidos en el sur parece haber servido de poco.

Algunos dirán que hoy en día el sur está creciendo mucho gracias a la construcción del tren Maya y refinería Dos Bocas. Y así es, pero es un crecimiento que pronto acabará y volverá a lo mismo. Lo fundamental no ha cambiado.

Sigamos así, pateando el bote hacia adelante (el deporte nacional), y las consecuencias podrán ser graves. Urge reforma al Pacto Fiscal y ajustes en otros temas sobre federalismo.

¿Mi predicción? Lamentablemente ello no sucederá. Que cada estado vaya preparándose desde ya para lo que pueda venir en 30 o 40 años.

www.localeando.com  Twitter: @jvillasanad

Comentarios