El sexenio de Riquelme

 Artículo Más Información, 15 de noviembre de 2023

LOCALEANDO - Jaime Villasana Dávila

El gobernador saliente de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, cuyo sexenio termina el día último de este mes, recibió en 2017 un estado todavía traumatizado por los temas de la deuda y la inseguridad. Ciertamente Coahuila ya estaba para tal año estabilizado en el cuarto de terapia intensiva, por describirlo en términos médicos, y no en estado de coma lo cual pudiera decirse duró del 2011 al 2013. 

Pero aún con un Coahuila estabilizado, el reto seguía siendo mayúsculo para el entonces nuevo gobernador Riquelme y tenía tres opciones; a) mantenerlo estabilizado indefinidamente (nadar de muertito); b) llevarlo  a la sala de recuperación; c) lo regresaba a terapia intensiva.

No descuidó el tema más importante: la seguridad. Imagen: Gobierno de Coahuila.
 

Luego de casi seis años de mandato, y en vista de los resultados que entrega como gobernador saliente, puede decirse que cumplió con su parte; llevó a Coahuila a la sala de recuperación, es decir, no se le empeoró el paciente, y lo dejó casi listo para salir del hospital, siendo el único síntoma preocupante el de la deuda bancaria.    

Ejecutó las obras públicas y programas públicos posibles con el presupuesto limitado por el pago de la deuda bancaria, pero nunca descuidó el tema más importante e incluso lo fortaleció. Se trata de la seguridad. Pudo sacrificarlo un poco para precisamente hacer más obras y programas y sin embargo no lo hizo. Hubiera sido un tremendo error. Sin seguridad se altera todo lo demás al ser un tema transversal.

Por cierto, así es como opera un gobernante populista o desorientado; desatendiendo los temas transversales para perder el bosque y ganar unos pinos (corto plazo). El gobierno de AMLO es el mejor ejemplo.

Y hablando de AMLO. El gobernador Riquelme jugó un papel muy decoroso para hacerle frente al neocentralismo del presidente actual. Lamentablemente se quedó solo muy rápido en esa batalla que debe darse coordinada con otros gobernadores. Los gobernadores de oposición que iban quedando luego del paso del tsunami morenista, no quisieron arriesgar. Si acaso Enrique Alfaro le acompañó, pero dos son muy pocos.

Aun así, el gobernador Riquelme pudo haber construido y comunicado un discurso de exigencia mayor hacia la federación sobre el derecho de Coahuila a recibir más recursos federales de los que actualmente recibe, acompañándolo de propuestas puntuales, como por ejemplo; queremos tal porcentaje del ISR e IVA para Coahuila. Si una propuesta así hubiese incluido además el apoyo del Congreso local, la legitimidad de la propuesta sería mayor ¿hubiera tenido éxito la exigencia? Por supuesto que no. Menos ante el presidente más centralista de la historia moderna, pero sí abonaría a la germinación de un cambio de pacto fiscal toda vez que el actual ha fracasado; afecta a Coahuila y lleva al país a una desigualdad regional creciente.    

Retomo lo positivo del sexenio que termina y fue el manejo de la pandemia por COVID. El gobernador no se anduvo por las ramas y aplicó las recomendaciones que dictaban los expertos de la salud en el estado. En múltiples ocasiones fue a contra corriente del gobierno federal.

Añado uno más; hizo un esfuerzo inicial por la consolidación de la ética pública y merece ser continuado. Aplicó auditorías de riesgo conductuales, fortaleció procesos para fomentar la ética pública y generó manuales de políticas para inhibir actos de corrupción. Deja bases en este tema.

Deja sin embargo pendientes que el gobernador entrante deberá atender. Ya cité el caso de un discurso federalista más exigente. Otro es el procesamiento y conclusión de los casos de corrupción, los cuales fueron contados. Es por todos conocido las denuncias interpuestas ante la fiscalía del estado por uso indebido de recursos públicos presentadas por varias instancias fiscalizadoras y sin embargo no avanzaron o de plano están congeladas.

Otro pendiente es el rompimiento de relaciones toxicas presentes en múltiples dependencias y entidades públicas de cualquier perfil con el sector privado local y que le hacen daño al estado en varios frentes, como en las finanzas y en la armonía laboral entre servidores públicos.

Cito un pendiente más que hereda: la movilidad. Aquí le faltó agresividad y/o creatividad para alentar la creación de soluciones al grave problema del tráfico en Torreón y Saltillo. Todos sabemos que el gobierno estatal tiene las manos atadas debido a la deuda y por ser un tema que requiere grandes inversiones. No obstante, aquí es donde entra la iniciativa privada con las facilidades que le pueda brindar el gobierno estatal en regulaciones y vinculaciones con otros actores. 

En suma, se fue otro sexenio el cual pintaba en un principio para ser algo gris. Para estar bajo la influencia (al menos públicamente) de sus antecesores. Más no fue así. Tuvo su propio sello. Desde mi punto de vista rebasó las expectativas y deja una vara algo alta al gobernador entrante, del cual hablaré próximamente.

Glosa 1: Añado un pendiente más heredado; la no convocatoria para crear / diseñar la bandera para Coahuila. Tenemos himno desde hace casi 20 años. Nuestra identidad no estará completa y consolidada sin esa bandera. Las identidades están jugando y jugarán un rol cada vez mayor en el mundo para hacer frente a los graves problemas que enfrenta cada comunidad.                   

Glosa 2: Es casi un hecho que, si así lo desea, el gobernador Riquelme se sumaría a la campaña de Xóchitl Gálvez vía el PRI. Por otra parte, será el único exgobernador priista que pudo heredar su cargo a un militante de su mismo partido desde el 2018.

www.localeando.com  Twitter: @jvillasanad

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