Centralismo a la 4T: fiesta ahora, pague después

 

Artículo publicado en Más Información, 18 de diciembre de 2023

LOCALEANDO - Jaime Villasana Dávila

Los padres del federalismo mexicano se están revolviendo en sus tumbas al ver el nivel de centralización que está aplicando López Obrador (AMLO) durante su sexenio.  Lo digo porque el federalismo en México está pasando por quizá la peor etapa desde el porfiriato y no exageraría si digo de la historia como país independiente. En los siguientes párrafos me explico.

Durante todo el siglo XIX el país vivió prácticamente en medio de guerras internas y externas. Los estados gozaban de un federalismo fiscal, económico y político muy evidente. México como país, cuyo representante es el gobierno federal, era muy débil institucionalmente y hubo movimientos secesionistas en ciertos estados ante intentos por imponer el centralismo.   

 

El centralismo ha sido brutal en el sexenio de AMLO, más en los 21 estados gobernados por MORENA. Imagen: Infobae. 

El porfiriato intentó corregir tal desbalance y consolidó la centralización política del país. Los gobernadores eran nombrados desde el centro, no obstante los estados gozaban de libertad fiscal cobrando impuestos importantes a la par del gobierno federal. La relación de la federación con los estados no fue el causante de la Revolución, sino otros factores como injusticia social, no reelección y libertades políticas. 

Durante el régimen priísta la situación se mantuvo más o menos similar pero al final de este (70s a 90s) el centralismo fiscal se hizo más evidente con el Pacto Fiscal. El gobierno federal se hizo de los impuesto más importantes, incluidos el IVA e ISR. El centralismo político estaba consolidado, pero el presidencialismo daba mucho juego a las elites políticas locales lo cual aliviaba las tensiones centro-periferia.  

Del 2000 al 2018 hubo un caos. Al caer el presidencialismo los gobernadores ocuparon los espacios dejados. Es la época de las deudas estatales y de abusos de una mayoría de gobernadores ante una figura presidencial debilitada y ante unos poderes legislativo y judicial local que eran (son) de papel al estar totalmente controlados por el gobernador en turno. Aún así, el gobierno de EPN metió a la cárcel a un buen número de gobernadores por múltiples delitos. No lo quedaba de otra si es que no quería perder al país.   

Llegamos al 2018 con un federalismo ya muy desdibujado en la Constitución dada la manía mexicana de querer plasmarlo todo en ella. De la Constitución original de 1917 y su federalismo queda muy poco. Hasta ese año, en lo fiscal se mantenía centralista debido al Pacto Fiscal vigente no obstante los recursos pertenecientes a los estados les llegaban sin problema. En lo político es donde el federalismo más se reflejaba.

Pero AMLO mandó a la basura todo lo anterior. Su claro aprecio por el centralismo absoluto se ha venido ejecutando y consolidando conforme MORENA ha venido ganando gubernaturas y hoy en día su partido posee 21. En todos ellos el gobernante es prácticamente AMLO. Es quien aprueba los temas más importantes en dichos estados, incluidas las candidaturas a senadores, diputados federales y alcaldes de ciudades más grandes para la próxima elección del 2024.

¿No queda convencida(o) de lo anterior? Vea las visitas de AMLO a los estados. Es realmente denigrante ver el nivel de servilismo de los gobernadores morenistas ante AMLO. Una cosa es el respeto por la figura presidencial y otra es la sumisión. Las imágenes y los discursos no mienten. El centralismo político en esos estados y en los gobernados por sus partidos aliados (Verde en SLP y PES en Morelos) es absoluto.

Los estados gobernados por la oposición mantienen una postura más institucional en lo político con excepción de Nuevo León, cuyo gobernador se dobló a partir de la crisis del agua. Pensó que pedir ayuda del gobierno federal y obtenerla significaba someterse, cuando era una obligación de este brindarla. Sobre todo un estado que aporta al presupuesto federal mucho más de lo que recibe.

En lo fiscal el centralismo es todavía peor y más para los estados gobernados por la oposición. Aquí un ejemplo; según datos del gobierno del estado de Coahuila el gobierno federal le ha dejado de transferir durante el obradorato aprox. 23 mil millones de pesos. Más de la mitad de su deuda bancaria, que es de 36 mil millones. Esta combinación mantiene en una situación difícil al gobierno estatal y más al estado, uno de los principales exportadores (lugar 2) y aportadores al PIB (lugar 7).

Casos como este se han dado en otros estados gobernados por la oposición como Querétaro, quien ha dejado de recibir inversiones federales en infraestructura física por cientos de millones de pesos. Además, tan solo en el primer trimestre de este año dicho estado dejó de recibir 500 millones de pesos

El ejemplo más claro y contundente es el siguiente: para el 2023 AMLO decidió centralizar la salud en los estados gobernados por su partido y apropiarse de 110 mil millones de pesos. Tales estados pierden los recursos del Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud estatal. Es un golpe tremendo para los habitantes de esos estados, cuyos gobernadores y legisladores federales optaron por respaldar a AMLO en lugar de a sus gobernados al aprobar la medida presidencial.  

En resumen; México vive un centralismo político – fiscal exacerbado en 23 estados morenistas del país como nunca antes visto en la historia reciente, aunque dicha sumisión les genera recursos adicionales. Por su parte los estados gobernados por la oposición sufren de recortes presupuestales constantes, debiendo hacer esfuerzos extraordinarios para más o menos mantener niveles aceptables de inversión y gasto en servicios y programas.

Si al desfondamiento del magro federalismo existente en México le sumamos el desfondamiento institucional, la situación será realmente crítica luego del 2024 para quien gane la presidencia.

El problema es que si gana Sheinbaum el federalismo todavía sufrirá igual o más debido a su promesa de continuidad en las políticas de AMLO. Su lógica es que los estados más pobres y de mayor población (gobernados por MORENA) seguirán recibiendo más recursos. Pero le tengo una noticia: así viene sucediendo desde 1980 y los resultados han sido peores. La evidencia lo confirma.

La política centralista fiscal (y política) de la 4T está causando mayores problemas de mediano y largo plazo de los que dice resolver en el corto plazo. El crecimiento de los estados del sur es artificial y se acabará tan pronto deje de invertir ahí el gobierno federal, lo cual sucederá en 2024 siempre y cuando se terminen el tren Maya y la refinería Dos Bocas, aunque pocos piensan que así será. La razón es clara: los fundamentales de dichos estados (debilidad institucional, cacicazgos, corporativismo, desprecio a la legalidad) se mantienen igual.

Darle más a los estados más pobres es injusto para todas las partes, incluso hasta para sus habitantes, quienes ven con el paso de los años como las malas prácticas de sus gobernantes locales se arraigan y se expanden, así cambien de partidos en el poder.

Si el centralismo fiscal que se venía aplicando por décadas era nocivo para el país, el centralismo fiscal reforzado de AMLO y la 4T es una pésima estrategia para el desarrollo y el progreso nacional. En el corto plazo es fiesta, pero luego llegarán las cuentas por pagar y los recursos serán muy escasos, en parte por haberse deprimido intencionalmente a la economía de los estados del norte y del centro, principales aportadores de recursos a las arcas nacionales.    

www.localeando.com  Twitter: @jvillasanad

 

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