Actitudes y comportamientos en la 4T

 

Artículo publicado en Más Información, 6 de marzo de 2024

LOCALEANDO - Jaime Villasana Dávila

Todo régimen político hereda o genera ciertas actitudes o comportamientos entre las personas gobernadas, principalmente entre los seguidores más fieles.

El régimen del viejo PRI generó y/o heredó actitudes nacionalistas, revolucionarias, el clásico quien no transa no avanza, disciplina partidista, institucionalidad y otras más.

 

El pensamiento y comportamiento radical de AMLO ha afectado incluso a personalidades que por muchos años fueron personas sensatas y centradas. Juan Ramón de la Fuente es un caso. Imagen: YouTube - El Financiero. 

El régimen panista (2000-2012) poco pudo generar y/o heredar debido a dos factores; a) lo corto de su duración y b) su ideología de cambio se desinfló o desvió rápidamente y se conformó con añadir algunas actitudes que me cuesta trabajo identificarlas, pero una pudiera ser de que es posible el cambio y la pluralidad. Añadiría también la meritocracia.    

Me paso al régimen morenista aunque en realidad es el obradorato. Ciertamente apenas lleva seis años pero el impacto en actitudes personales y sociales ha sido enorme debido a la personalidad de su líder. Algunas actitudes son nacionalismo recargado, centralismo, mesianismo, fanatismo, igualdad social, polarización, conformismo y otras más.  

Hago este esquema básico de las actitudes sociales y personales por régimen debido a los tiempos actuales muy complicados que vive la democracia mexicana, aunque realmente es en todo el mundo.

En nuestro contexto actual es un alto el número de mexicanos radicalizados o polarizados en uno u otro bando político. De entrada tenemos a los seguidores duros, los cuales suman entre un 50% y 60% de todo el electorado, teniendo MORENA poco más de la mitad y la oposición el resto.

En este sector de mexicanos radicalizados o polarizados hay personas de todo tipo; ricos, pobres, muy estudiados, poco estudiados, poco o muy politizados, por citar algunos segmentos.

De todos ellos los que más me preocupan son los muy estudiados o muy preparados y que son seguidores de MORENA-AMLO. La actitud de polarización y, sobre todo, el negacionismo de errores cometidos por la 4T les ha conquistado.

Pongo dos ejemplos.

El martes de la semana pasada escuché a Violeta Vázquez-Rojas durante su participación en el programa de análisis político La Hora de Opinar conducido por Leo Zuckermann en Foro TV. Vázquez-Rojas es doctora en Lingüística por la New York University y es parte del equipo de Sheinbaum. Es una persona altamente calificada.

Durante el debate dado con los otros dos participantes en esa mesa de análisis (Carlos Bravo Regidor y Paula Sofía Vázquez) se tocaron varios temas siendo uno de ellos el error de AMLO al declarar que él está por encima de la ley. Al respecto Vázquez-Rojas aceptó que AMLO cometió un error pero, tal como hacen muchos de sus colegas ideológicos de la 4T, rápidamente lo justificó culpando al pasado y a los medios. Una reacción así es señal de inconformidad personal al reflejar un conflicto interno de valores contra los anti valores.   

En sus excusas sobre el comportamiento de AMLO citó que Calderón no era legítimo por haberse robado la elección en 2006 y Zuckermann rápidamente la atajó preguntándole si en verdad ella creía eso, a lo que respondió un contundente sí. El conductor se quedó medio desilusionado por la respuesta. No es para menos dado que Vázquez-Rojas es una persona preparada, capaz de considerar el contexto, analizarlo y sacar conclusiones racionales. No fue así. Recordemos que MORENA nunca pudo probar el robo de votos en esa elección del 2006.   

La reacción de Vázquez-Rojas, y la de muchos otros intelectuales y especialistas afines a la 4T, sigue desilusionándome por tener un perfil de educación alto y ser una persona altamente inteligente. Que se diga o siga creyendo eso del robo de la elección 2006 es para la raza de calle. Incluso para AMLO y las/los políticos que le rodean pues con ese credo es como animan a sus bases.

Para esos intelectuales y especialistas afines a la 4T tipo Vázquez-Rojas, AMLO llegó al poder en 2018 y lo ha ejercido hasta hoy de manera pura; sin sobres amarillos, sin apoyo del crimen organizado, sin coacción del voto, sin errores graves, sin casos de corrupción, sin sobrecostos en obras o si los hay están justificados, etc.

Verdaderamente creen que esa elección del 2018, las elecciones estatales de entonces a la fecha, la federal del 2021 y el gobierno de AMLO han sido como en Dinamarca y la defienden como tal.  

Otro caso es Juan Ramón de la Fuente, un hombre hasta no hace mucho tiempo centrado y respetado por cualquier actor político de derecha, izquierda o centro. No obstante, esa persona ya no existe. En una entrevista que le realizó El Financiero un par de semanas atrás se pudo observar una actitud de intolerancia y cerrazón sorprendente para entablar un diálogo con la oposición y a la cual menospreciaba de manera despectiva. Era otro Juan Ramón de la Fuente, era una persona totalmente contaminada por el pensamiento y actitud del obradorato y que busca extenderse a un posible gobierno de Sheinbaum.  

Semanas atrás abordé este mismo tema sobre la traición de intelectuales y periodistas de la 4T hacia la democracia. Cité que por años habían exigido la aplicación de reglas democráticas como la no intervención del presidente en turno en las elecciones. Hoy AMLO lo hace de manera descarada y burda como ningún otro presidente lo hizo en la historia reciente. Ante ello sigue habiendo reacciones tibias o nulas por parte de intelectuales y periodistas de la 4T.

El problema de la polarización entre los seguidores de la 4T es muy serio. Ha arrasado con el raciocinio de una inmensa mayoría de intelectuales y periodistas afines al obradorato. A la congruencia la abandonaron desde el 2018.

Ni siquiera la llegada al poder les hizo relajarse, disfrutar de ese logro inmenso, reconocer y corregir errores y aprovechar su momento para cumplir con lo prometido. Al contrario, el poder les dio energía para polarizarse aún más y tratar de imponer a toda costa su pensamiento por sobre las minorías, aunado al rechazo de cualquier diálogo con la oposición. Buscan imponer una revolución de conciencias tipo Mao y ya sabemos cómo terminó eso para los chinos (mal) y como la pasan hoy cubanos y venezolanos en sus países (de pesadilla).

Obvio hay excepciones, pero son contados y cuando critican con fundamentos el proyecto AMLO-4T son denostados y echados del partido. El valor de la autocrítica seria y profunda simplemente no existen en su pensamiento.

Comportamientos y actitudes así difícilmente se corrigen estando en el poder y, si lo ganan nuevamente, tiende a radicalizarse todavía más. Lo dice la historia en otros países. Ese es el gran peligro que corre México en la elección de este año. Ojalá los mexicanos indecisos puedan analizar bien el contexto y decidir con la cabeza y no pensando en su depósito del bienestar, el cual también lo tienen garantizado si gana Xóchitl Gálvez.

Glosa: Los escándalos de corrupción del gobierno de AMLO y de los gobernadores morenistas no paran. El último es el publicado por Héctor de Mauleón sobre los desvíos en Sinaloa con las tarjetas del Bienestar y en el cual está vinculado el hoy gobernador morenista Américo de Villarreal. Aquí puedes leer su columna ¿Cuántas más pruebas necesitan los mexicanos?

www.localeando.com  Twitter: @jvillasanad

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