Coahuila: 200 años

 

Artículo publicado en Más Información, 6 de mayo de 2024

LOCALEANDO - Jaime Villasana Dávila

Mañana martes 7 de mayo se cumplen 200 años del nacimiento constitucional del estado de Coahuila, que de 1824 a 1836 también incorporaba a Texas. De hecho el nombre del estado fue Coahuila y Texas durante ese periodo.

Para conmemorar este aniversario de mucho significado para quienes somos coahuilenses, en los próximos párrafos intento hacer una breve crónica histórica desde sus gobernadores e inicio regresándome unos años antes de 1824. Miguel Ramos Arizpe, nacido en el municipio que lleva su nombre, fue el representante de Coahuila y Texas en las Cortes de Cádiz celebradas en España entre 1810-1814. También representó a Nuevo León y Tamaulipas (Nuevo Santander), dado que sus representantes no llegaron.

Coahuila cumple 200 años de existencia Constitucional en el México independiente. Ha tenido todo tipo de gobernadores; todos han logrado algo y todos han dejado tareas pendientes. Imagen: Propia.

Por lo anterior, en ese histórico acontecimiento Ramos Arizpe defendió los interés de todo el noreste. Algunos historiadores señalan incluso que pugnó por convertir a la región noreste en una unidad política y administrativa diferenciada de la Nueva España, aunque no prosperó. Con el pasar del tiempo y los cambios de poder en esa región, para 1824 las elites de cada estado prefirieron mantener a sus entidades separadas ante la nueva Constitución mexicana.

Comento este hecho porque durante buena parte del siglo XIX siempre hubo la tentación de unificar, si no a todo el noreste, al menos sí a Coahuila y Nuevo León, lo cual Santiago Vidaurri hizo a la fuerza entre 1856 y 1864. En lo que a las elites coahuilenses de esa época se refiere, había dos bandos; la de Monclova y la de Saltillo, ambas luchando por ser la capital del estado. Al final, esta última ciudad prevaleció.

Para el inicio del porfiriato (1877) Coahuila consolidó su “independencia” y buen crédito merece el entonces gobernador Hipólito Charles (1871 a 1880, aunque no seguido), quien pudo mantener el enorme territorio de Sierra Mojada en manos del estado y el cual pretendían Chihuahua y Durango. Ciertamente en esta causa también fue clave el exgobernador Evaristo Madero Elizondo (1880-1884), abuelo de Francisco I. Madero y líder de esa familia muy poderosa política y económicamente hablando durante todo el porfiriato.   

A inicios del siglo XX se dio el nacimiento de la región de La Laguna como ente económico, político y social. Ello gracias a la siembra del algodón y al cruce del ferrocarril con las líneas de CDMX a Juárez y de Monterrey a Durango. Con el tiempo Torreón desplazó a Monclova como balance de Saltillo y desde hace un buen rato ambas ciudades se reparten la gubernatura un sexenio cada una.

En la Revolución, Coahuila tuvo un rol muy destacado gracias a Francisco I. Madero y Venustiano Carranza, ambos presidentes de México en su momento. Es historia muy conocida, así que mejor me paso a la consolidación del PRI como partido hegemónico en el país y en el estado.      

De los primeros gobernadores destacados de esa época destaca Nazario Ortiz Garza (1929-1933), quien construyó el edificio actual del Ateneo Fuente y las escuelas Coahuila y Álvaro Obregón, todas en Saltillo. En Torreón construyó el estadio Revolución. De él siguieron gobernadores que igualmente hicieron obras y crearon servicios en todo el estado, pero tuvieron un actuar discreto.

Me voy hasta el gobierno del controvertido Oscar Flores Tapia (1975-1981), para muchos coahuilenses el mejor gobernador de la historia. Fue un hombre firme y gestor de la potencia económica que hoy es la región de Saltillo y Ramos Arizpe. Fue en su sexenio que se instalaron General Motors y Chrysler. Además le dio a Saltillo una “manota de gato” al construir múltiples obras como el Teatro de la Ciudad, Congreso del Estado y la Presidencia Municipal. La hizo que pareciese una capital y ya no un “pueblote”. Renunció por presión política del entonces presidente de la República José López Portillo y se han escrito libros y más libros sobre ese hecho.

Abro un paréntesis para abordar el ámbito del poder económico en el estado. Un efecto importante del nacimiento del sector automotriz en el sureste de Coahuila durante esa época es que, con el paso de los años, la familia López Zertuche (y derivados), fundadora del Grupo Industrial Saltillo, iría perdiendo su hegemonía económica y política en la capital y en el estado. Hoy siguen siendo relevantes, pero la hegemonía se reparte ahora entre varias familias y grupos políticos de Saltillo, Torreón y la región norte.

En la década de 1980 la pluralidad política alcanzó también a Coahuila, aunque no al nivel de Chihuahua o Nuevo León. En 1979 Carlos Páez Falcón se convirtió en el primer alcalde de oposición en el estado al ganar la elección de Monclova, cargo que concluyó en 1981. En 1993 volvió a ser alcalde de la misma ciudad.

El clímax de la oposición se dio en la elección de 1996 y la crisis económica nacional tuvo influencia en ello. En ese año el PAN ganó múltiples municipios y, entre ellos, los tres más importantes; Saltillo, Torreón y Monclova. En el Congreso local el PRI mantuvo la mayoría por un par de diputados, si mal no recuerdo. Fue al entonces Gobernador Rogelio Montemayor Seguy (1993-1999) quien le tocó lidiar con ellos.       

En el sexenio siguiente de Enrique Martínez (1999-2005), y ya con el TLC a todo lo que da, Coahuila se consolidó como estado manufacturero y le pisaba los talones a Chihuahua, Sonora y Baja California. En la actualidad, y de los seis estados norteños fronterizos, el estado ocupa el tercer puesto en PIB per cápita solo detrás de Nuevo León y Sonora. A nivel nacional ocupa el sexto, detrás de CDMX, Campeche y Tabasco. Estos dos últimos debido a la producción de Pemex.

Pero hay un prieto enorme en el arroz (legado) del sexenio martinista; el Distribuidor Vial Revolución (DVR) de Torreón, cuyo costo fue de cientos de millones de pesos, tuvo que ser demolido al poco tiempo de entrar en funcionamiento debido a fallas de construcción. Para un estado con poca población y un presupuesto limitado, eso fue un golpe mayúsculo. Nadie ha sido culpado por ese enorme error que causó muertes.

Sin embargo, lo anterior fueron cacahuates para lo que vivió Coahuila en el sexenio de Humberto Moreira (HM)  de 2005 a 2011. Para no hacer larga la historia diré que fue como hoy AMLO o, mejor dicho, AMLO ha sido como HM; populista, obras faraónicas con sobrecostos, dilapidando dinero público en “programas sociales”, contratando una deuda enorme y además ilegal (seguimos todavía pagando ¡los intereses! y el capital en unos años), despreciando a opositores y, lo peor de todo, un gravísimo problema de inseguridad.        

En suma, se trató del peor sexenio en la historia del estado. Claro, los coahuilenses tuvimos parte de la culpa por solapar tal comportamiento y ser parte de la fiesta mientras duró.

Cuando parecía que los coahuilenses íbamos al suicidio político, social y económico por haber elegido a Rubén Moreira (2011-2017) como su sucesor, y además del mismo partido PRI, la historia fue siendo diferente; la situación de crisis en todos los ámbitos comenzó a estabilizarse. Al final de su sexenio Coahuila ya no estaba en un estado de “coma”, sino en sala de recuperación, con un proceso todavía largo para poder recuperar finanzas sanas pero, eso sí, con un entorno de seguridad casi como “el de antes”. Ese fue el gran legado de ese sexenio.

En las elecciones de 2017 para elegir al siguiente gobernador del estado, todo parecía indicar que ahora sí llegaría la alternancia política. Una mayoría de coahuilenses tenía todavía muy presente el insulto de la deuda enorme descubierta en 2011. La oposición tenía todo para ganar esa elección, más no fue así debido a que el entonces candidato de MORENA, el hoy finado Armando Guadiana, decidió no renunciar y sumarse a la campaña del candidato del PAN. Fue una traición a la democracia y pluralidad política la actitud mostrada por MORENA, misma que hoy ya no sorprende.   

El caso es que esa elección a gobernador quedó como sigue: PRI con 39%, PAN con 36% y MORENA con 12% (números redondos). La alternancia política en Coahuila tenía que esperar y el PRI mantuvo el poder con Miguel Riquelme, quien consolidó los avances en seguridad pública y, hoy junto con Yucatán, son los dos estados más seguros de México. Además debió lidiar con el centralismo de AMLO, quien dejó de enviar a Coahuila más de 20 mil millones de pesos en los últimos cinco años. Ese dinero hubiese sido una enorme bocada de aire fresco para un estado con una alta deuda, aunque ya estabilizada.

Llegamos a la elección a gobernador de 2023, misma que ganó de manera apabullante con el 57% de los votos el actual gobernador, Manolo Jiménez, mediante una alianza liderada por el PRI. En Coahuila, el obradorato no entra y eso quedará confirmado con la próxima elección federal; pareciese que estamos vacunados contra el populismo y el autoritarismo. La experiencia con HM sirvió dolorosamente de algo, pero no hay que bajar la guardia.   

Enormes retos tiene el gobernador actual, iniciando con la deuda y destacando la movilidad en Torreón y Saltillo; ciudades en caos vial en horas pico. Hay varias razones de ello y aquí un dato muy ilustrador; en Saltillo tan solo el 25% de la población usa el transporte público, comparado con un promedio nacional del 34%, según datos del IMCO.

Queda fuera de mi entender el enorme temor que le tienen las autoridades estatales y municipales a quienes manejan el transporte público en ambas ciudades. Prefieren irse por hacer más vialidades y puentes, las cuales serán inútiles si el tema del transporte no se arregla de fondo. Ciertamente el gobierno del estado y los municipal de ambas ciudades carecen de recursos suficientes debido a la deuda pública, pero el tema de los dineros no sería tanto si fuesen creativos con la inversión privada, tal como ha sucedido en CDMX y otras ciudades del país. Veremos que hace el actual gobernador al respecto y además este es tema para otra ocasión.

Hasta aquí un muy breve recorrido de la historia de Coahuila en sus primeros 200 años de existencia como entidad federativa desde el enfoque de sus gobiernos estatales, el actor político más relevante en cualquier estado debido al “gobernadorismo” existente en nuestro país.

Quedan otros enfoques por abordar para analizar los primeros 200 años de Coahuila, tales como el de la oposición política (incompetente), el desarrollo económico (va bien pero debe atraer inversiones en áreas más sofisticadas), el federalismo (Coahuila puede hacer mucho más), el identitario (sigue sin abrazarlo y además sin bandera), alternancia política (pendente todavía) y consolidación institucional (mucho camino por recorrer en temas de balance de poder, transparencia, planeación, etc.). Serán para otra ocasión.

Por ahora muchas felicidades al mejor estado del mundo y que vengan muchos años más.         

www.localeando.com   X: @jvillasanad

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