Impacto de la reforma judicial en el regionalismo mexicano
Artículo
publicado en Más Información, 18 de septiembre de 2024
LOCALEANDO - Jaime Villasana Dávila
Es demasiado pronto para visualizar cual será el impacto que la reforma judicial aprobada la semana pasada ocasionará en el regionalismo mexicano, pero hay material suficiente para hacer unas primeras reflexiones.
Inicio señalando que hace un mes
escribí en este mismo espacio sobre el estatus del regionalismo en México
luego de las elecciones presidenciales 2024. En resumen, comenté que la victoria
contundente de la 4T en la pasada elección y en casi todos los estados, puso
contra las cuerdas al sentimiento regionalista (o regionalismo) en las
entidades donde tiene mayor presencia.
Pero también afirmé que “la forma en que el gobierno federal actual y el electo están procesando la reforma judicial, de manera autoritaria y soberbia, bien puede servir de catalizador pare reimpulsar el sentimiento regionalista en varios estados. Lo iremos viendo”.
Pues bien, ya vimos lo que pasó con la reforma judicial; fue aprobada con las peores prácticas de la política y bajo un proceso avasallador y arrogante de la 4T. Quienes dijeron una y otra vez que eran diferentes, nos demostraron que no lo son. Incluso, son peores y las pruebas ahí están para quien quiera verlos.
Y son precisamente esas pruebas las que están haciendo resurgir el nacimiento del regionalismo, el cual estaba en horas bajas dado el triunfo contundente de la 4T. Optaron por dinamitar tal legitimidad obtenida tan rápido, que ni siquiera la presidenta electa se ha sentado en la silla presidencial.
Si bien el país no caerá en una grave crisis económica, social o política en las próximas semanas o meses, es cierto que se acaba de fraguar una decisión que hará a México todavía más mediocre de lo que ya es y se irá desangrando democráticamente de manera lenta y dolorosa. De paso está alentando el resurgimiento del regionalismo, incluso del tipo radical y el cual suele convertirse en ideas separatistas.
Por lo pronto en redes sociales tales expresiones están a todo lo que dan, principalmente en aquellos estados con antecedentes separatistas como Nuevo León, Coahuila y Yucatán, más otros con profunda identidad propia como Jalisco. Esta por verse si algún movimiento regionalista o separatista virtual logra pasar al mundo real de manera formal y sostenida, algo que no ha sucedido en la historia moderna de México. Ciertamente ha habido expresiones de políticos y grupos civiles con mensajes regionalistas y separatistas, pero no ha pasado de eso.
Con el resurgimiento del regionalismo en México no estoy diciendo que el país se balcanizará mañana y se dividirá pasado mañana. Eso está muy lejos en el horizonte de suceder, pero es una realidad que los fracasos que va acumulando la República en sus oportunidades para progresar, están alentando el que algún día quizá eso suceda.
Perdimos la oportunidad de poner a México en el rubo correcto en el 2000, también en el 2012 y en el 2018. En este 2024 no sólo la perdimos nuevamente, sino que además la 4T puso a la democracia en un serio peligro de muerte.
Si en los países desarrollados hay ideas y movimientos regionalistas y separatistas, no hay razón para pensar que en México estos fenómenos no pueden arraigarse y potencializarse en el mediano o largo plazo. Están las condiciones para que suceda, faltando solamente un líder carismático o un movimiento local fuerte que lidere el sentir de muchos mexicanos cuyo origen está en estados pujantes y que están hartos de ver a su país fracasar.
En mi libro “Premoniciones sobre el futuro de México y su unidad nacional” analicé algunas teorías que se atreven a predecir el futuro de México como país y ninguna de ellas es favorable para la unidad nacional. Incluso una de ellas ya le puso fecha para una posible partición del país; será a finales de este siglo.
Lo que digo puede parecer estrafalario o quijotesco. Loco si se quiere. No obstante nada es para siempre. Ni siquiera los imperios más poderosos lo fueron en su momento. Y México está muy lejos de tener las fortalezas institucionales, económicas, políticas y sociales para serlo por el siglo siguiente.
Si acaso la identidad de sus habitantes es lo más sólido que tiene hoy, pero los actos de la 4T como la patética forma en que fue aprobada la reforma judicial y sus futuros efectos, le pegan duro y directo a los pies de la identidad mexicana. En otras palabras, pensar que el profundo sentimiento de “ser mexicano” en una mayoría de mexicanas y mexicanos es suficiente y para siempre, significa basar el futuro en un mero acto de fe.
Concluyendo: El regionalismo estaba dormido por el triunfo por nocaut que logró la 4T en las pasadas elecciones. La misma 4T lo ha revivido más rápido de lo que imaginé. Ya iremos viendo hasta dónde llega esta nueva ola de regionalismos que se está gestando en varios estados del país.
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