¿Próxima batalla? Elección de jueces y magistrados
Artículo
publicado en Más Información, 16 de septiembre de 2024
LOCALEANDO - Jaime Villasana Dávila
Aprobada la reforma judicial ya no queda lamentarse, sino adaptarse al nuevo contexto para tratar de mejorarlo tanto como sea posible mientras se configuran oportunidades para derogarla, pero esto llevará largo tiempo.
Al ser una reforma constitucional
esta no podrá cambiarse o derogarse salvo: a) resulte en un fiasco y la misma
4T decida cambiar de modelo judicial, tal como lo hicieron con el infame INSABE
para optar por el IMSS-Bienestar, y; b) que la oposición gane Presidencia,
Senado y Diputados con mayoría calificada en la elección federal de 2030, más
17 Congresos estatales.
Esta última opción b) es muy difícil que suceda. Tendría que haber una debacle económica y/o política nacional en estos años. Lo mucho que pudiera darse en 2030 sería regresar al equilibrio de poderes, pero ello tampoco se antoja algo probable dado que la 4T lo controla casi todo y apunta hacia una dictadura de partido.
Por ello las reformas constitucionales son muy difíciles de hacer y lo hecho por la 4T con la reforma judicial tendrá efectos por años o quizá décadas.
Ante este grave contexto toca adaptarse y para el caso de la oposición política y civil en el corto plazo queda enfocarse en lo que viene, siendo dos etapas; 1) la configuración de las leyes secundarias de la reforma judicial y 2) la primera elección a celebrarse en 2025 de la mitad de jueces y magistrados.
Sobre la primera etapa es muy evidente que la oposición partidista y civil muy poco o nada podrá influir en la configuración de las leyes secundarias. Hoy por hoy no hay ninguna señal de apertura o diálogo por parte de la 4T. Su cerrazón y soberbia ronda lo poco antes visto en la política mexicana, considerando que durante el viejo régimen priísta los gobernante solía aplicar el credo “se vale ser cochino, pero no marrano”, en otras palabras, no abusar del poder.
La única posibilidad es que Sheinbaum contenga a los radicales de la 4T y suavice los cambios al sistema judicial en las leyes secundarias, tal como se ha rumorado, no obstante esto tampoco se ve viable hoy en día. Ella ha apoyado la reforma tal cual.
Aún así las oposiciones deberán presentar sus iniciativas de ajustes a las leyes secundarias y gritarla a los cuatro vientos, de manera que quede una vez más evidenciada la cerrazón de la 4T.
Pasando a la etapa dos tenemos la elección de jueces y magistrados, cuya lista de candidatas(os) será 99.99% definida sólo por la 4T. La logística de la elección será un galimatías en la cual los electores deberán elegir entre decenas de personas candidatas.
Con listas definidas de personas afines a la 4T en diferente grado ¿qué deben hacer los gobiernos estatales de oposición y la sociedad civil organizada durante la campaña electoral?
Pero antes de responderla cabe recordar que el gobierno estatal y el Congreso local es controlado por la oposición solamente en Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Aguascalientes y Guanajuato, por lo que en todos estos la 4T intentará devorarlos vía el Poder Judicial local.
Respondiendo a la pregunta anterior, la respuesta más lógica es apoyar a aquellos candidatos(as) a jueces y magistrados que tienen el perfil más neutral o menos afín a la 4T, teniendo la esperanza de que, una vez en el poder judicial local, se alineen a los principios que rigen la impartición de justicia. Ya sucedió con dos ministros de la Suprema Corte, Juan Luis González Alcántara Carrancá y Margarita Rios Farjat, quienes fueron propuestos por AMLO y estos votaron en contra de ciertas reformas constitucionales.
Con estas personas “neutrales” o “menos-peores” habrá que echar toda la carne al asador para hacerlos ganar, no sin antes obtener durante la campaña algunas promesas de neutralidad y apego a los mejores principios judiciales. Se tendrá que hacer política electoral pura y dura, es decir, jugar el juego con las reglas establecidas contra un adversario llamado 4T que tiene el control de casi todo y un árbitro que le favorece.
Los gobernadores de oposición y sus partidos, así como la sociedad civil organizada opuesta a la reforma judicial, deberán encontrar la mejor fórmula para contrarrestar hasta donde sea posible el triunfo de los candidatos a jueces y magistrados más fieles a la 4T.
Será una tarea titánica luchar contra el aparato del estado controlado por la 4T, muy al estilo del viejo régimen priísta o de lo que sucede actualmente en países como Turquía, Venezuela, Rusia o Hungría, aunque en estos países sus presidentes o dictadores no son tan estúpidos como para optar por la elección popular de jueces y magistrados.
La reforma judicial de la 4T es un golpe directo al corazón de la democracia mexicana. Toca seguir luchando cada uno desde su trinchera.
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